Parque y Paisaje Arqueológico Ciudad Romana de Clunia - Burgos
Comarca: Ribera del Duero
Peñalba de Castro
En la localidad de Peñalba de Castro se encuentra el yacimiento arqueológico de la antigua Ciudad romana de Clunia Sulpicia, una de las mayores y más importantes urbes de la Hispania Romana.
Antes de la llegada de los romanos, la Clounioq arévaca se situaba en el cerro conocido como el Alto del Cuerno. La Clunia romana, por su parte, responde a una meditada decisión que les llevó a situar la ciudad en un cerro con dominante posición sobre el territorio de los clunienses indígenas, el Alto del Castro.
El agrimensor romano estudió detenidamente el lugar, no solo por su posición estratégica, sino también en función de los recursos naturales del entorno. Por ello la clunia romana se sitúa sobre una gran reserva de agua subterránea, lo que hoy conocemos como Cueva Román, y que fue explotada mediante la realización de pozos.
Testigo de trascendentales acontecimientos históricos, alcanzó el rango de colonia y fue capital de un extenso convento jurídico de la Hispania Citerior. Sertorio resistió en ella a Pompello, en el año 72 a.C., y en el año 69 d.C. Servio Sulpicio Galba, estando en esta ciudad, recibió la noticia de su nombramiento como nuevo Emperador.
La Clunia romana, como el resto de capitales de convento de la provincia Tarraconense (con excepción de Tarraco y Cartago Nova) aparece directamente relacionada con el fin de las guerras cántabras y ligada a una clara voluntad de fijar mediante núcleos urbanos, asentamientos que reflejen con claridad las características del mundo romano, y permitan administrar un territorio incorporado a Roma.
Con el emperador Tiberio la ciudad está perfectamente constituida y acuña monedas con su efigie y los nombres de los magistrados de la ciudad, quattuor viri y aediles. Esto hace suponer que ya en esta fecha cuenta con estatuto de municipio romano.
Se desconoce el momento exacto en el que se produjo su nombramiento como Colonia, aunque este hecho parece estar directamente relacionado con el momento en el que en la ciudad comienza a construirse los grandes edificios públicos como el Foro, el Teatro o el gran conjunto termal de Los Arcos.
El Foro constituido por distintas construcciones dentro de un mismo espacio arquitectónico, presenta en sus extremos el recinto religioso, al Sur, y la Basílica, al Norte. La zona religiosa, se encontraba delimitada y separada del espacio público mediante dos muros curvos a ambos lados del templo que servían de fondo para sendas estatuas sobre gran pedestal rectangular.
La Básilica, centro jurídico y administrativo, ocupaba el lado opuesto al templo. En sus lados, Este y Oeste, se organizaba la zona comercial bajo un doble porticado que permitía, además de los espacios para los negocios fijos conocidos como tabernas, la colocación de puestos ambulantes en los momentos de mayor afluencia.
El Teatro, monumental edificio de gran capacidad (unos 9.000 espectadores), fue realizado bajo un exquisito diseño arquitectónico, en el que destaca la calidad de su decoración.
Las Termas públicas, con unas dimensiones y diseño único en la provincia tarraconense, son conocidas como Los Arcos. Los Arcos I presentan una disposición simétrica con zonas diferenciadas para hombres y mujeres, en las que se disponen los espacios para ejercicios, para vestuario o apoditerio, y para el circuito del baño a través de salas con diferentes temperaturas: frigidario (frio), tepidario (templado) y un único caldario (caliente) en la zona central. Este edificio cuenta también con una exedra de acceso y un gran jardín donde seguramente se situaba una piscina o natatio, con lo que se completaba el conjunto.
Los Arcos II contaban con una distribución lineal en la que el usuario pasaba por la siguiente sucesión de estancias: palestra, apoditerio con acceso a la letrina, frigidario, tepidario y caldario.
Existen además en Clunia unas pequeñas termas, conocidas como Termas del foro y que responden a una dimensión más adecuada para la población fija que pudo tener la ciudad cuando no tenían lugar en la misma grandes reuniones ni encuentros. Es evidente que existe una clara intención propagandística en toda la operación arquitectónica, una clara demostración de la superioridad técnica de Roma y su idea de civilización.
Pero da la impresión, al menos en el caso de Clunia, que los cálculos no se hicieron adecuadamente, que las expectativas no se cumplieron o simplemente que las poblaciones que dependían, y por tanto debían acudir a Clunia, lo hacían sólo por razones administrativas, acercándose a Caesaraugusta (actual Zaragoza) para las cuestiones comerciales, seguramente porque era más cómodo y, por qué no decirlo, más lógico y natural desplazarse siguiendo la cuenca del Ebro, como parece confirmar la nueva organización provincial en el Bajo Imperio.
A partir del s. II por causas que se nos escapan, la ciudad inicia un drástico proceso de transformación que parece buscar, como apuntábamos, una adaptación a una nueva situación, desligada de fastos e intereses imperiales y sin duda más preocupada de pervivir, contando solamente con sus posibilidades y respondiendo a sus propios intereses.
Puede considerarse que en el 222 la ciudad sigue manteniendo la capitalidad del convento a pesar de su degradada situación urbana. Acaso esta siga siendo una de las causas por las que puede enfrentarse con éxito al s. III-IV y V. A partir del s. VI las fuentes históricas y arqueológicas no nos dicen nada de la ciudad y de su papel en la administración del territorio.
Clunia a pesar de su temprana cristianización, no conseguirá ser sede episcopal, como ocurrió con el resto de capitales conventuales, pero algún papel debió desempeñar en el territorio del antiguo convento. En ese sentido nos resulta esclarecedora e ilustrativa la aparición de Clunia en los siglos IX y X, junto a las demás sedes episcopales y con un trato equivalente, se la incluye entre las civitas y desde ella el merino administrará el alfoz cluniense. Visita Ciudad Romana de Clunia
Información: Cultura Diputación de Burgos - Clunia.es