Camino de La Fábrica

Datos básicos del sendero:

1. Distancia: 4,7 km
2. Tiempo estimado: 1 h 10 min
3. Punto de salida: Tordehumos
4. Ciclabilidad: No
5. Dificultad: Baja
6. Desnivel: 10 m
7. Época recomendada: Todo el año

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A LA FÁBRICA DE LAS HARINAS DE TORDEHUMOS - SENDERISMO VALLADOLID

Tordehumos - Villabrágima

Esta es una senda sencilla, tranquila y relativamente corta. Partimos de Tordehumos por el camino que va hacia Villabrágima, donde se encuentra la parada del autobús, y enseguida torcemos por el primero a la derecha. A la izquierda dejamos un impresionante palomar que parece encaramado en lo alto de una tapia.

Y seguimos entre tapiales de piedra que se han dejado adornar por el trascurso del tiempo. A la izquierda otro palomar y llegamos a una larga y alta tapia, a la derecha, que perteneció a un Convento de Clarisas (que luego se trasladaría a Medina de Rioseco). Es curioso la variedad de las piedras que la componen: grande y pequeñas, de diferentes formas, con distintos matices desde el gris al anaranjado...

El camino gira para situarse casi paralelo al río y vemos perfectamente, todo es llano sin árboles, cómo nos acercamos a la Fábrica. Pero antes cruzamos un arroyo gracias a un Puente de origen Romano que casi pasa desapercibido.

Al llegar a la fábrica de harinas La Confizanza todo es desolación, ruina y olvido. Sólo se mantienen incólumes los muros, de excelente piedra de sillería con ventanas mínimas.

Dentro, los techos se han caído, al igual que las escaleras y las paredes. La maquinaria, quedan visibles correas, tornillos sin fin, cedazos, restos de guardapolvos..., ha sido destrozada o robada. Otras dependencias de la Fábrica se utilizaron como establo, pero hasta los establos han sido destrozados. Unas palomas que surgen asustadas mantienen algo de vida en este, hoy, antro que tan industrioso fuera en otra época.

Rodeando la Fábrica por el lado del Sequillo, se mantiene una granja agrícola. Aprovechamos para volvemos por la parva del Sequillo, con tranquilidad. Los pájaros agradecen los árboles y nos cantan alegres cuando pasamos. Parece que están al margen de la desolación fabril.

Información: Diputación de Valladolid