Datos básicos del sendero:
- Distancia: 22,4 km
- Tiempo estimado: 6 h 40 min
- Desnivel de subida: 574 m
- Desnivel de bajada: 275 m
- Punto de salida: Cervera de Pisuerga
- Ciclabilidad: Sí
- Dificultad: Media
- Época recomendada: Todo el año.
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Sendero Histórico GR-1 en Palencia - Etapa 4
Comarca: Montaña Palentina
Cervera de Pisuerga - Ruesga - Ventanilla - San Martín de los Herreros - Rebanal de las Llantas - La Lastra - Triollo
Partimos de las inmediaciones de la Iglesia de Santa María del Castillo en Cervera de Pisuerga. Allí debemos tomar una calle hormigonada que sale de la trasera del cementerio viejo de Cervera y sube a contactar con la carretera de los Pantanos, si bien nuestra ruta se desvía un poco antes a la izquierda por una pista que comunica el nuevo tanatorio y camposanto de la localidad.
Sin llegar a coronar el altozano que ocupa esta moderna infraestructura, una bifurcación nos invita a desviarnos otra vez a la izquierda por un camino agrícola más estrecho que se dirige a Ruesga pasando por las inmediaciones del Cerro del Castillo.
Apenas al cabo de un kilómetro, el camino comienza a descender encajándose cada vez más entre setos de rebollos y arbustos de porte alto. Así se llega a un cruce que, por la derecha, nos permite prolongar la bajada hasta salir a la carretera local de Cervera a Ruesga, a unos 400 m del pueblo. Debemos cubrir esa distancia caminando por el margen del asfalto.
Después de contemplar Ruesga, proseguimos la marcha por la carretera que atraviesa el pueblo en dirección al embalse de igual nombre. A orillas del pantano nuestra ruta continúa por el camino de tierra que circula por su margen derecha, enlazando playas fluviales, áreas recreativas sombreadas.
Tras rodear un último entrante de agua, más profundo y recogido, la pista se adentra en una arboleda, y poco después este tramo va a dar a un promontorio con buenas vistas hacia la parte central del embalse y tras descender de nuevo hasta la orilla del pantano, la ruta prosigue por una pista forestal bien cuidada y sin desnivel apreciable. El trayecto por el pinar termina algunos cientos de metros más adelante, cuando la pista que vamos siguiendo se aparta del embalse adentrándose en la repoblación.
En ese preciso lugar, el GR abandona la comodidad del camino forestal para continuar por un sendero más estrecho en las márgenes del pantano y nuestra ruta continuará enlazando trechos de senda con roderas de tractores y trochas de ganado a lo largo del camino restante hasta Ventanilla.
Cerca del pueblo el GR1 desemboca en un camino más amplio que desciende por la derecha hacia Ventanilla, yendo a parar a orillas del Río Rivera, al pie del puente que mantiene comunicados el barrio de la iglesia y el resto del poblado.
Salimos de Ventanilla por una pista agrícola que remonta la orilla del río por su margen derecha. Todavía en la periferia del pueblo y a la vista de sus últimas casas, se atraviesa una espesura de fresnos para ir a salir a una vega amplia en la que la pista se adentra en los pastizales en dirección a una nave ganadera de moderna construcción aunque, unos metros antes de llegar a ella, nuestra ruta se desvía a la izquierda, por un camino secundario que prácticamente desaparece, al alcanzar el margen de la vega, entre un monte bajo.
Este trayecto por el margen de la vega implica pequeños rodeos, siguiendo el lindero hasta que se alcanza una senda de césped de trazado casi rectilíneo, que se corresponde con el antiguo camino que comunicaba los pueblos de Ventanilla y San Martín de los Herreros. Justo por debajo de unos peñascos el camino se transforma en una pista mejor marcada que nos aproxima al Puente de La Vega, un paso de piedra con dos ojos por el que se salva la corriente del Rivera para ir a dar a la carretera a 500 m de San Martín de los Herreros.
Después de visitar el pueblo regresamos a la carretera general para ir en busca del puente sobre el río Rivera que sirve de acceso al barrio de Arriba. Tras él comenzamos un delicioso trayecto al lado del río, por un fondo de valle angosto, hundido entre laderas descarnadas, que dejan ver aquí y allá el sustrato calizo y dan paso a densos robledales hacia la parte alta del monte.
A partir de ahí, el sendero avanza sinuoso a la par del curso fluvial descubriendo, en los espacios interiores de los meandros, pequeños pastizales hasta el núcleo de Rebanal de las Llantas. En la calle Real de Rebanal, en una pequeña plazoleta presidida por un pilón debemos continuar por la calle principal hasta el siguiente cruce para tomar una pista pedregosa, que abandona el pueblo por la derecha y en subida. Nos disponemos a afrontar la parte más dura de la etapa: la subida al Alto la Varga.
El camino avanza hacia una bifurcación del valle, donde el Arroyo de Rebanal y nuestra ruta giran al norte, para coincidir al mismo nivel un poco más adelante. Inmediatamente después, el camino se adentra entre pendientes arboladas, circulando por la base de la ladera de solana.
Saliendo por un instante de la mancha arbolada, la pista cruza sobre el cauce para continuar la subida por el fondo del valle hasta llegar finalmente a una curva cerrada, que cambia por completo la trayectoria y el ritmo que veníamos siguiendo. En ese punto, el camino forestal se despide bruscamente de la compañía del arroyo de Rebanal para desviarse por una valleja lateral y afrontar el tramo decisivo del ascenso al alto la Varga. Afortunadamente, la rampa no se hace excesivamente larga y pronto el GR 1 alcanza el paso del Alto la Varga.
Muy cerca de este collado, hacia el norte y a orillas de la carretera, se localiza el Mirador del alto la Varga, al que bien merece la pena el desviarse. En cualquier caso, el trazado del GR 1 no incluye este desvío, sino que continúa de frente al otro lado del collado por un sendero abierto entre las escobas en descenso hacia el Valle de Valderrianes. La bajada hasta esta pradera es directa y rápida, de tal modo que, en poco tiempo, traspasamos una portillera y accedemos a una ancha pista forestal de roderas bien marcadas.
Esta pista se dirige cómodamente y con escaso desnivel hacia el núcleo de La Lastra. Dispuestos a completar la etapa con un relajado descenso final hasta Triollo, salimos de La Lastra por los caminos de tierra que parten del extremo occidental del pueblo, del punto más alejado de la carretera. En ese lugar, en la base del Cerro de La Loma y al pie de un rellano que hace las veces de campo de fútbol, la calle principal se divide en dos ramales de tierra.
El mejor marcado de ellos sube a la izquierda pasando por la parte alta de un estercolero para continuar rodeando la colina. En cambio, el que nosotros debemos seguir, desciende a mano derecha resultando poco evidente en sus primeros metros, en los que pasa justo por debajo del montón de estiércol. En esta bajada tendremos ocasión de contemplar una bonita panorámica de Triollo hasta alcanzar el fondo del valle, donde girando hacia la derecha tomaremos una pista de tierra ancha y rectilínea en dirección a Triollo, fin de la cuarta etapa palentina.
Etapas del sendero GR-1 Palencia